Cambiar el futuro en 1000 días
Los primeros 1000 días entre la concepción y el segundo cumpleaños de un niño son fundamentales para moldear el desarrollo infantil. En este período se sientan las bases de la buena salud, el crecimiento y el neurodesarrollo.
Una buena nutrición durante este período tiene un impacto profundo en la manera en que el niño crece, aprende y progresa.
El cerebro humano se desarrolla y cambia durante toda la vida, pero su crecimiento más rápido tiene lugar durante los últimos 3 meses de embarazo y los primeros dos años de vida. Durante estos primeros 1000 días, al menos 50 sustancias químicas cerebrales o neurotransmisores se ven afectados por la ingesta de alimentos y micronutrientes. Aunque el cerebro requiere todos los nutrientes para crecer, hay ciertos nutrientes que son especialmente importantes, como las proteínas, los ácidos grasos, el hierro, el zinc, el cobre, la colina, el folato y las vitaminas A, B6 y B12.
La malnutrición o la carencia de nutrientes como proteínas, minerales y vitaminas durante el embarazo afecta el crecimiento del feto y conduce al enlentecimiento. También implica otras consecuencias, como la obesidad y enfermedades relacionadas con la nutrición que aparecen en la adultez. La mala nutrición durante este período importante es irreversible y sus afectos van más allá de la salud física, ya que también se altera el desarrollo cognitivo del niño.
La buena salud y la ausencia de enfermedades tanto en las madres como en sus hijos tienen un efecto poderoso y duradero en la prosperidad de un país.
La nutrición tiene que ver —para bien o para mal— con el desarrollo económico futuro. Un niño bien nutrido es un niño sano que está más alerta, aprende mejor en la escuela porque su cerebro está desarrollado y le resulta más fácil concentrarse. Los padres se liberan de la responsabilidad de lidiar con los cuidados de un niño enfermo (así como con el costo). El niño crece para contribuir con la sociedad y ser un enlace importante en la cadena de desarrollo.
Esto no solo se trata de los países en vías de desarrollo. Por su alto índice de niños con sobrepeso, los países desarrollados como EE. UU. también enfrentan un grave problema de nutrición que se desencadenó durante los primeros 1000 días de vida.
La nueva comprensión del desarrollo del cerebro así como los vínculos entre la nutrición infantil temprana, la salud y la prosperidad económica demuestran que las decisión de invertir en una buena nutrición —y en la educación sobre la nutrición— durante los primeros 1000 días de vida son algunas de las mejores decisiones que pueden tomarse en aras de mejorar la salud y el futuro de las personas y la sociedad en general.
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